Análisis del Cortometraje en España (II): Duración, Audiencia y la Urgencia Regulatoria en Festivales

Problemas de Lenguaje y Duración: La Extensión vs. la Narrativa

Uno de los peros es el tema de costes, tiempo y presupuesto. No me vale la excusa: debe haber unos mínimos imposibles de saltar, y en nuestro país parece que se deben controlar. Hay una cuenta en Instagram que aborda los mínimos para que se respeten los derechos de los trabajadores (esto es, un trabajo, no lo olvidemos) y se hace hincapié en el cortometraje. La cuenta es https://www.instagram.com/asesoralegiscine.mscv/.

No podemos olvidar que trabajar en el sector audiovisual necesita de una formación cara y no es accesible a todo el mundo, pues hay departamentos técnicos cada vez más especializados. Los que nos dedicamos al audiovisual y tenemos una continuidad, sabemos que es un aprendizaje y una carrera de fondo. En cambio, y vinculado al audiovisual, han aparecido los «influencers» que se apoyan en la creación de contenidos y algunos ganan una ingente cantidad de dinero. Sin embargo, hay que separar muy bien y diferenciar, pues son realidades muy distintas, aunque cuando hablamos de top ya hay todo un equipo detrás, y al final se trabaja desde el campo de la publicidad. El cine también necesita la publicidad y compartimos la necesidad de seguidores/público, pero el uso y el feedback desde las redes sociales es completamente diferente, como queda claro en los resultados.

La realidad actual es que se han democratizado los recursos, haciéndolos más accesibles. Las empresas de servicios dan multitud de facilidades en el alquiler de equipos para el rodaje de un cortometraje. Así que se trata de trabajar un presupuesto coherente y accesible desde el análisis del guion y la viabilidad de hacer posible todo el proceso de producción. Dinero y cortometraje no van unidos, por lo que hay que intentar hacer fácil lo difícil. Además, la digitalización ha permitido que con un click se pueda grabar sin mirar tiempos, algo que no pasaba con el celuloide. Se han democratizado los recursos, son más accesibles, pero diferenciemos los tipos de contenidos.

Analicemos ahora un detalle relevante: la duración de los cortometrajes en la actualidad. El marco legal del ICAA define el corto como un proyecto de hasta 59 minutos, algo que se afianzó en 2007 en la Ley de Cine, aunque es ahora cuando más cortos han ampliado su duración. El mediometraje ha muerto; en España había un único festival dedicado a estos trabajos, pero ya ha desaparecido. La Academia de Cine, hasta las bases de su 39ª edición, se alineó con el ICAA y amplió el tiempo a 59 minutos, dejando atrás su límite tradicional de 30 minutos para ficción y 40 minutos para documental. Sí ampliamos la mirada, muchos festivales relevantes priorizan tiempos entre 15 y 30 minutos por cuestiones de programación y concepto narrativo. Y si miramos el top, que son los Premios Óscar, en sus reglas la duración máxima de un cortometraje (incluidos los créditos) es de 40 minutos.

Personalmente, la duración es lo primero que miro cuando voy a ver un cortometraje. Aquellos que superan los 20 minutos les suele sobrar metraje; suele haber un problema de concepción del lenguaje y la narrativa audiovisual. Es cierto que ahora no estoy muy al día, pero uno de los festivales más interesantes y con acceso online es el Notodofilmfest (que desde este año además ha pasado a ser calificador para los Premios Goya) y cuya duración máxima de los cortos (incluyendo su cortinilla) es de 3:30. Es un festival por el que hemos pasado todos los que comenzamos en el sector, porque es un aprendizaje brutal.

Me llama la atención que ahora vivimos en un momento de inmediatez y de contenidos de no más de 30 segundos, porque se pierde la atención. Pero cuando construyes un cortometraje y cuentas una historia, muchas veces la atención se diluye y hay mucha paja. Lo dicho, como grabar, ahora es gratis, pues… Cuando te lanzas a crear un cortometraje tienes que conocer la idiosincrasia del sector, acudir a festivales y ver cortometrajes. He visto guiones de estudiantes que tendrán que rodar en su entorno, pero sus personajes se llamaban John o Emily, porque su mirada está americanizada. Por eso, las acciones de alfabetización y potenciar hábitos también desde los festivales es fundamental; que en todos ellos los menores tengan un espacio casi debería de ser obligatorio para la organización. He de hacer un inciso aquí, porque este pensamiento se me critica mucho. La razón de esta decisión es clara, no está habiendo una renovación de público, y eso hará que se pierda el sentido de la organización de un festival, si no hay público. Es cierto que la pandemia del COVID ha sido devastadora para los eventos presenciales, salvo para el medio musical, pero, hay que tener presente que los festivales, la mayoría, tienen un % de ayudas públicas y eso marca una serie de obligaciones, y está, pues creo que es relevante. Pregunta en una clase a cuántos festivales han acudido, queriendo dedicarse al sector audiovisual, y no más de un 20% levantan la mano. Y las charlas que yo he hecho son en la Comunidad Valenciana, que tiene, según aparece en la web del IVC en el mapa de festivales de Festimap, un total de 81 festivales (revisión personal en junio de 2025).

El Marco Regulatorio Ausente: Goya, ICAA y la Urgencia de la Ley de Cine

Después de exponer la realidad del mundo del cortometraje en nuestro país, se hacen evidentes la cantidad de incongruencias y absurdos. El mundo es complejo, y por eso es tan importante regular. No gusta y se critica mucho, pues es la naturaleza de muchos españoles ir en contra de la norma, pero no todo vale porque vivimos en sociedad y somos muchos. Tener un orden es luchar contra el caos. Por supuesto que hay formas y formas; lo relevante es evitar ser ovejas, y que de manera individual sepamos establecer una opinión y actuar en consecuencia. Lo importante, creo, es que el dinero no sea lo que module el proceso y establecer pilares sólidos. 

Poner de acuerdo a los diferentes agentes implicados en el sector del cortometraje es complicado, pero, como he comentado al inicio del artículo, estamos en un proceso de cambio. Trabajemos la estructura del proceso de creación de un cortometraje y sus necesidades según sus objetivos. El trabajo fundamental recae en el ICAA y la Ley del Cine debería ser la estructura base. Que importe de verdad el cortometraje, no sea tratado como un hobbie, que tenga todo un sentido. Es ridículo y más cuando ves en las ayudas los presupuestos a cortometraje y todavía cuesta levantarlos porque no todos los proyectos son subvencionables, las bases lo dejan muy claro. Las ayudas son muy distintas según la CC.AA (la implicación y compromiso por el sector de las administraciones ya es otro tema) se otorga desde nada, hasta un mínimo de 5.000€, el Instituto Valenciano de Cultura otorga 40.000€ máximo, en la Comunidad de Madrid el máximo son 20.000€ y a nivel nacional el ICAA en la resolución de ayudas de 2024 dio ayudas a proyectos por más de 80.000€ y más de 100.000€ en animación que los procesos de producción son más lentos (es información pública no me la estoy inventando). Además, el cortometraje debe tener presencia en los convenios técnicos, si se le da presencia y visibilidad, porque al final es un trabajo. Esto parece de perogrullo, pero es puro sentido común.

Por supuesto, la formación es fundamental, y ahí se ven las diferencias en las distintas CC.AA, pero casi todas tienen ayudas públicas y, en sus bases, aunque las cuantías son muy diferentes, tienen pautas muy claras. Pongamos en valor la estructura de producción: en el cortometraje somos como emprendedores. Al final, un corto puede suponer un trabajo de unos cinco años para levantar el proceso de financiación, rodaje y distribución (imposible vivir de ello, ya lo hemos dicho), pero es que esa es la media de duración de las empresas en la actualidad. Esto no va a ser un proceso de hoy para mañana, pero… ¿Cuándo vamos a empezar?

Además de regular el proceso de producción, es necesario actualizar las bases de los festivales, su cumplimiento, seguimiento y evaluación. No es posible hacerlo en todos ellos, pero sí, creo que es una responsabilidad en aquellos que quieren ser calificadores para los premios Goya porque el objetivo es potenciar una industria, y que sean criterios que sirvan. Aquí la opacidad es brutal. El ejemplo más claro, es que pocos festivales exigen en bases que el corto tengan la calificación y la nacionalidad antes de su inscripción o sea entregado de forma obligatoria en las fechas de celebración del festival (es un proceso máximo de dos meses, viable). En las bases de la 40 edición hay marcados tres requisitos, sencillos: 

• Premios con dotación económica y/o pagos por selección. Personalmente, creo que este apartado debería de estar separado, debería ser ambos requisitos fundamentales. 
• Trayectoria mínima de 8 años. Se supone que ya es un festival afianzado en el tiempo, y es complicado que pueda morir, pues no debería de tener una dependencia absoluta a las ayudas públicas. Debería haber una coherencia entre ayudas públicas, privadas y venta de entradas y secciones paralelas. 
• Tasa de inscripción: máximo de 15 euros en cualquiera de sus fases. Este es un elemento de autofinanciación, necesario, y una de las pautas de que esto es un negocio al final. A nivel internacional hay festivales cuya cuota de inscripción es altísima, pero reciben un volumen importante de trabajos. Puede servir de cortapisas, pero claro, el pago de inscripción debe de acarrear una organización del festival profesionalizada y cuidada en su conjunto. Es, además, una llamada de atención, para trabajar el proceso de distribución y el trabajo de producción, supongo que puede ayudar en la calidad de las obras. Al final hay que pensar más, como ya hemos comentado qué obra, para quién y con qué objetivos. 

Por supuesto, hay que definir también las categorías de los festivales, al menos en la sección oficial no debería poder entrar todo el mundo, debería ser imprescindible la calificación y nacionalidad. Ya que se piden X materiales, cuidemos el proceso para potenciar su visibilidad. Festivales con asistencia de equipo para favorecer el contacto con el público, acciones de networking, entre todos ellos, sobre todo en secciones de directores/as noveles. Es fundamental la figura del programador, y su profesionalización, el jurado profesional es relevante y hay que darle visibilidad, pero los festivales que lanzan los jurados jóvenes y el premio del público creo que son ahora mismo necesarios, porque exponen esa nueva mirada. Esos deberían ser los premios fundamentales en coherencia entre producto – obra – público. Al final es potenciar una experiencia que repercuta en el entorno y es un trabajo y lograr consolidar y la participación del público. Copiaría una sección que hace la Academia de Cine para poner en valor las diferentes profesiones para conocer a fondo el trabajo de los distintos departamentos jugando en cada edición y trabajando con el entorno directo. No se tiene que girar todo en torno a la dirección. 

No tienen sentido tantos festivales, si no hay público, y si se desconocen los cortos, ya hemos comentado cuantos se califican cada año, menos de un 20% son los que se visibilizan de alguna forma por la multitud de premios, su presencia en plataformas como Movistar+ o Filmin, la parte final del recorrido, es un desastre. Si hay dudas, me refiero a los festivales que optan a ser calificadores para los Premios Goya, donde se debe de unir todo el proceso con el objetivo final que es crear una industria. De hecho, ya hace un limpia relevante la Academia reduciendo la lista de cortos candidatos. 

España festivales pro industria especializados en el corto, son pocos a pesar de todo en el listado de la 40 edición de los premios Goya hemos evolucionado de 50 festivales calificadores en ficción a 63, de 45 en documental a 50 y de 55 a 59 en animación (es relevante mencionar que festivales especializados en documental y animación son muchos menos, se unen ahí generales que tienen esa categoría). 

Cada vez nacen más asociaciones profesionales, y muchos incluyen la presencia de profesionales “junior”;  están creando sus propios premios, por qué  no potenciar, también, la inclusión en el sector y se valore la profesión. Son premios muy interesantes, puede servir como autorregulación, potenciar códigos de buenas prácticas, porque son los propios compañeros/as los que destacan el trabajo anual más relevante, y hay una implicación por hacer y por ver. Tiene todo el sentido, no nos cerramos, nos abrimos a un mundo globalizado. Y, en los premios anuales entra ya casi todo, como ya dije anteriormente, se quiere que se televise, pero una gala de premios, tiene una duración amplia, así que si no se conocen a los premiados, y son los actores, actrices y directores/as principalmente, pues se pierde un poco el sentido, no? 

Pasamos un listado de las mismas, ¿las conocias todas? Por supuesto, algunas como producción se desglosan por CC.AA o si están especializadas en animación, documental o publicidad. En el siguiente enlace puedes conocerlas.

Un ejemplo de festival que funciona, y no sigue las pautas, es completamente independiente es Sitges. Festival temático, que recibe un importante movimiento de público en cada edición, y conozco hasta compañeros/as que lo tienen marcado en su calendario para acudir porque les encanta. El pago de inscripción son 60€ en cortometrajes, ahí lo dejo. 

Por supuesto, todo esto que expongo, no tiene sentido, si no hay un interés general por parte de todos los implicados en el sector.  Suena idílico, es trabajo y no de un día para otro. Pero como al construir un edificio los cimientos son fundamentales, se debería de hacer el trabajo con el cortometraje. No podemos permitirnos el lujo de los «reinos de taifas»; lo relevante es, y debe ser, crear una industria sólida, coherente y sostenible. El cortometraje es la base, la cantera y el banco de pruebas de nuestro cine, y servirá como herramienta indispensable en el complicado proceso de que se valore nuestra profesión, se dignifiquen sus condiciones laborales y se visibilicen nuestros contenidos ante el mundo. El cambio no vendrá mañana, pero nuestro compromiso es que empiece hoy.