El cortometraje: La gran obra. Parte 2

Después de conocer un poco más sobre la producción del corto más importante durante este 2025. Hablamos con su director Álex Lora del sector del cortometraje nacional donde no todo son malas noticias y en los últimos años hemos tenido historias que han sido importantes éxitos. A pesar de todo, el cortometraje sigue siendo un producto menospreciado, a pesar de que muchos festivales en todo el mundo realizan una programación exclusiva con el cortometraje y esto llevaría a un debate con muchos peros a nivel de organización, programación, objetivos, público…

No hace mucho, me decía un productor que importantes directores habían vuelto al corto, ejem no podría decir que un director o directora que vuelve al corto sea una noticia destacada porque es un productor que permite libertad, creatividad y además de presupuestos inferiores a un largometraje. La pregunta sería cuántos productores/as o empresas productoras regresan o promocionan este producto después de dar el salto al largometraje, series… La realidad es que toda producción audiovisual necesita de tiempo, dinero y personal técnico y artístico para darle vida. Es cierto, que se pueden hacer obras sin recursos, una primera o segunda obra, porque es un producto para aprender está profesión, pero, la realidad es que el audiovisual necesita ser un bien económico y debería de buscarse una rentabilidad y ventanas de distribución… cada año se acaban diferentes milagros después de años de trabajo de un equipo y tener una estabilidad económica en este sector es complejo.

Un producto: el cortometraje

La realidad actual en España es que la ventana principal del cortometraje son los festivales y muchos de ellos reciben un número desproporcionado de trabajos como consecuencia de la digitalización, de todos ellos sólo se califican alrededor de 300 obras y el cortometraje ha quedado fuera de los convenios y principios para su profesionalización ¿Por qué cuesta tanto fomentar la profesionalización y el valor de este producto?  

Porque el cortometraje sigue viéndose como un formato menor dentro de la industria, cuando en realidad es un medio de expresión valioso y necesario. Es complicado generar un modelo de negocio sostenible, principalmente porque la distribución está muy limitada, aunque hay muchos otros factores que podrían generar mucho debate, desde la misma producción.

Este año para ser candidato a los premios Goya dependía de las puntuación obtenida por la participación en festivales calificadores ¿Qué te parece esta opción para seleccionar los mejores trabajos del año? 

Creo que es un sistema un poco más justo y permite que los trabajos más destacados en festivales, donde se supone que ha habido jurados neutrales y de nivel, tengan mayor reconocimiento. Quizás la única pega es que puede dejar fuera a proyectos que, por diversas razones, no han tenido la misma exposición en festivales grandes, aunque entonces siempre existe la posibilidad de presentarlos al año siguiente con un poco más de recorrido, aunque no soluciona el hecho de que trabajos más artísticos o experimentales puedan quedar fuera puesto que tienen menos encaje en festivales y menos selecciones, sin querer decir eso que la calidad de la obra sea menos notoria. Es complicado, pero me parece más correcto así, sobre todo después de haber vivido algunas decepciones en mis propias carnes en el pasado, con algunos cortometrajes que arrasaron en el circuito, habiendo pasado por Sundance, y que inexplicablemente no entraron. Hablo de mis cortos “Odysseus’ Gambit” o “Godka Cirka” por ejemplo, o anteriormente “(En)terrados”. Sigo pensando que los tres se merecían una nominación, pero bueno. Pienso que este nuevo sistema evita un poco los amiguismos que existen en todas las academias, sobre todo en relación a los premios menores, como son los de mejor cortometraje.

En los Gaudí, por ejemplo, me sorprendió que no estuviéramos ni nominados, tras ser básicamente, según mi punto de vista –avalado por más de 180 selecciones, 50 premios, 15 de ellos en festivales calificadores para Oscars, el corto del año. Pero lo mismo le sucedió a “París 70” en el curso anterior. Sin embargo, sí que se metieron cortos que cuando se inscribieron, todavía ni se habían estrenado en ningún festival. Cortos que estaban bien y tenían un elenco importante, por supuesto, pero que bajo mi punto de vista deberían haber participado en la siguiente edición, tras haber estado en el circuito durante un año. Evidentemente no hay un sistema justo, pero al final hay mucha abstención a la hora de votar los cortos, y convencer a amigos, y a amigos de amigos, o sumar a un montón de productores, a gente famosa etc, pues puede decantar la balanza, más allá de la calidad de los trabajos o el recorrido en festivales. Por otro lado, no sé cuál podría ser la solución, pues es culpa de nadie y de todos… pongo como ejemplo el deseo de que todos los académicos españoles votasen a los dos cortos españoles este año para que se metieran entre los nominados a los Oscar. Es muy bonito y muy fraternal, pero no deja de ser injusto. Hay que votar a aquellos cortos que te parezcan mejores y no sólo a los de tus paisanos o colegas por solidaridad… pero eso es muy difícil.

Tu trayectoria está vinculada al cortometraje ¿Cómo ha cambiado el mundo del cortometraje desde tus inicios en 2004 con la inclusión de acciones también en el largometraje como el fomento de la igualdad, la sostenibilidad o la inclusión de personas con discapacidad para las producciones que piden ayudas públicas? 

Honestamente lo veo todo igual, e incluso peor. Por muchos motivos. Antes se hacían menos cortos y era un espacio reservado para el cortometrajista amateur. Hoy se produce mucho más y está todo más profesionalizado. Cada vez hay menos espacio para el pez pequeño. En los últimos años da la sensación que los Oscars han pasado a ser, sobre todo en cuanto al cortometraje documental, el patio de recreo de las grandes corporaciones. Un cortometrajista no puede competir con Netflix, HBO, The Times, o The New Yorker, ni tampoco con las grandes estrellas que están apadrinando a ciertos proyectos. Entiendo que deben de ser parte de la agenda de estos grandes grupos, que seguramente se revaloricen con este tipo de éxitos. Quiero decir, a fin de cuentas, dentro de 10 años, nadie le va a preguntar a Netflix si 6, 8 o 12 de los 40 Oscars que tendrá en el futuro, si los ganó a base de cortometrajes… Esos van a seguir siendo Oscars igual. Lo que sucedió en el apartado de ficción el año pasado pues también fue sintomático: en el shorlist había directores como Cuarón, Almodóvar o Wes Anderson, que fue quien finalmente se llevó la estatuilla. Los rumores que me han llegado respecto a los números que se manejaron para hacer la campaña, son tan mareantes que seguramente superen los presupuestos, juntos, de todos los cortos nominados entre el año 2000 y 2020. No se puede competir en un espacio que debería pertenecer a otro tipo de actores. Entonces, acabado de contestar a tu pregunta sobre si los programas de igualdad, equidad e inclusión pueden tener algún impacto, y yo creo que poco. 

¿Se puede vivir del cortometraje, qué diferencias hay entre España y EE.UU? 

Es muy difícil vivir solo del cortometraje, y hoy en día casi ya del cine… las declaraciones que acaban de salir de Brady Corbet, director de “The Brutalist”, diciendo que le cuesta pagar el alquiler, tanto a él como a otros nominados, son muy sintomáticas. Las diferencias son pocas… en USA hay más plataformas, pero el acceso es difícil, quizás si tienes suerte y haces un corto muy bueno, entre premios y ventas pues puedas hacer un buen año, pero eso es como si me hubieras preguntado si se puede vivir de jugar a la lotería o de ir al casino. 

Durante muchos años tu residencia ha estado en EE.UU, dónde realizaste una parte de tu formación pero tus últimos trabajos son de producción española ¿Dónde te llevan tus próximos proyectos, cómo vives la realidad actual de EE.UU con el regreso de Trump en el Gobierno? 

La situación política en EE.UU. es compleja y polarizada. Puedo repetir hasta la saciedad que Trump me parece una mierda de ser humano, pero posiblemente es mejor cuentahistorias que todos los que nos dedicamos a esto, pues ha sabido vender el relato que sus votantes querían escuchar. Lo único que puedo hacer es enfocarme en contar historias que inviten a la reflexión sobre los tiempos en los que vivimos, mientras lo compagino con otras cosas que puedan pagarme las facturas.

Abramos una pregunta de debate a incluir a nuevos compañeros en futuras entrevistas, como pregunta final: La realidad actual del audiovisual mezcla la creación de obras cada vez más largas y  de hasta 59 minutos “cortometrajes” que generan problemas después incluso para programarlos, y en paralelo se crean contenidos audiovisuales para redes sociales para atrapar nuestra atención. El consumo es masivo mientras cada vez cuesta más acudir a las salas de cine. ¿Cómo ves el futuro del audiovisual cuando ahora además está la IA? 

El audiovisual está en constante evolución. La IA plantea desafíos, pero también abre nuevas posibilidades creativas. Creo que puede ser una aliada. El reto será encontrar el equilibrio entre la innovación tecnológica y la preservación del cine como arte. Pero bueno, quien sabe, quizás en unos años, el cine se convierte en algo así como pintar un cuadro, o escribir una novela, y habrán individuos que consigan transmitir y crear a base de prompts, historias cojonudas y visualmente alucinantes sin tener que salir de casa. Yo creo que lo veremos, además en pocos años, sobre todo cuando empiece a proliferar la computación cuántica. Y en el futuro quizás, sobre todo con las innovaciones que se están haciendo para conectar cerebro y máquinas, quizás ya no haga falta ni escribir, sólo imaginar… y entonces el cine pasará a ser un sueño en alta definición… pero aún en ese momento, creo que el hecho de juntarnos para crear historias, entre un grupo de individuos, para luego disfrutarlas en comunidad, ya sea alrededor de una pantalla a oscuras con palomitas o en el salón de una casa con tu familia, seguirá existiendo. 

Àlex Lora es un director y guionista con una destacada trayectoria reconocida con siete New York Emmys, un premio Goya y dos Premios Gaudí. Actualmente, trabaja en su próxima película «Entre la Piedra y el Martillo», prevista para rodarse durante el otoño de 2025. En 2023, estrenó su segundo largometraje, “Unicorns”, producido por Inicia Films con el apoyo de TV3 y RTVE, seleccionado en el Festival de Málaga. En 2021, debutó como guionista de largometrajes con “We Are Live Things”, aclamado en Slamdance. Su último cortometraje “The Masterpiece” ha ganado el Premio Forqué, el Gran Premio del Jurado en Sundance, y el Goya a Mejor Cortometraje, además de ser uno de los cortos finalistas shortlisted para los Oscars de 2025. Como documentalista, destacan “Thy Father’s Chair” (2016) y “El Cuarto Reino” (2019), ganador del Premio Gaudí a Mejor Documental y nominado a un Goya. Alex es miembro de la Academy of Motion Pictures Arts and Sciences de Estados Unidos y director de una veintena de cortos

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