Este mes de febrero se han celebrado varios eventos que ponen en valor el sector audiovisual de nuestro país. El más importante, la 39 edición de los Premios Goya que fue además líder de audiencia según fuentes de RTVE, y a pesar de los inconvenientes de sonido con la retrasmisión. Fueron 2.340.000 espectadores y un 24,4 %, su cuota más alta desde 2020. Han sido muchos los elogios, quizás de los premios más repartidos en muchos años, una premisa que debería estar presente cuando el objetivo es buscar que el público vea las películas, y quizás reducir ese «san benito» que nos persigue de que el sector vive de las subvenciones y bla, bla, bla…
Espectacular me pareció el escenario del Palacio de Congresos de Granada, y los discursos necesarios. Empezó muy fuerte con la canción Bienvenidos del rockero Miguel Rios, pero conducir una Gala tan larga, es muy complicado aunque acabó con un final inesperado con fue premio Ex Aequo para el 47 bajo la dirección de Marcel Barrena y producción de The Mediapro Studio y La infiltrada dirigida por Arantxa Echevarría y producida por Beta Fiction, S.L., Bowfinger International Pictures, S.L., Esto también pasará, S.L.U.

Dos historias de nuestro pasado reciente, necesarias, sobre todo cuando el olvido, cada vez está más presente e inmediato. Vivimos un momento social crítico, capitalismo al extremo y el audiovisual debe además de entretener fomentar el juicio crítico. Estamos en la era del audiovisual, la desinformación y la manipulación hasta el punto de que cada vez más complicado distinguir entre ficción y realidad depende del punto de vista, pero hay que querer escuchar diferentes versiones, y analizar y preocuparse más allá de nuestro propio ombligo al vivir en sociedad no encerrados muchos, demasiados ya en la pantalla de un móvil.
Más de 350 películas se presentaron a esta nueva edición y que llegan de diferentes CC.AA ya no sólo de Madrid y Barcelona donde se concentra el mayor número de profesionales. En los premios Lola Gaos también había un número importante de producciones en las diferentes categorías aunque en las bases de los premios Goya se exige la obligatoriedad de estreno en salas de las películas y para los cortometrajes la puntuación vinculada a la selección en festivales calificadores a nivel nacional e internacional. Problema es imposible verlo todo, y así lo dejo patente la Mejor actriz de reparto María Romanillos por La casa de Álex Montoya (una de las mejores películas de este año), la película con 10 premios Lola Gaos. Desde luego eso es algo que hay que hacérselo mirar y que además pone sobre la palestra el trabajo y esfuerzo de comunicación y gastos añadidos porque la Gala de premios es importante y necesaria, pero no se porque hay una creencia popular de que el premio viene acompañado de un premio económico, ojalá, pero es todo lo contrario, pues se convierte en un agujero económico para los/as nominados/as como pueden ser la celebración de una boda. (Es el paralelismo más certero, a excepción de la comida/cena porque se pasa hambre por el horario de emisión de 22 más X horas pero se a de estar por allí ya desde la 16h arreglada, maquillada….)
En cualquier caso, lo relevante es como los distintos académic@s votan a los compañer@s destacar los agradecimientos de esta familia, y la lucha por dar vida después de varios años estas películas sean cortas o largas, ficción, animación o documental.
Como valenciana, este año, ha sido un año relevante para el cine valenciano, y así quedo patente en el discurso de la presidenta de la Academia Valenciana del Audiovisual Teresa Cebrián en la celebración de su VII. Pero de las 13 nominaciones algunas importantes sólo cayeron cuatro que se resolvieron con los premios a diferentes departamentos de las producciones de María Zamora (Elástica Films), La Virgen Roja Mejor premio Dirección de Arte para Javier Alvariño y a Mejor Diseño de Vestuario para Arantxa Ezquerro, y Salve María premio a Mejor Actriz Revelación para Laura Weissmahr y al productor Fernando Bovaira como parte del equipo de producción de La estrella azul con los premios a Mejor Actor Revelación para Pepe Lorente y Mejor Dirección Novel para Javier Macipe. (Conoce al resto de premiados aquí)

El 1 de febrero el Palau de la Música de Valencia acogió la primera gala de los premios Lola Gaos. Austera, pero comprometida por dar visibilidad al año de trabajo de los diferentes profesionales y obras audiovisuales que se realizan en la Comunidad Valenciana y que a diferencia de otras, incluye series, videojuegos y las tres categorías del corto (ficción, animación y documental) cuya presencia a veces se reduce al corto metiendo todos los géneros en el mismo saco. Si, bien es cierto, y a pesar de que son muchos premios, falta uno que creo que es fundamental y es el cartel, pues además su presencia es vital y está presente para visibilizar las películas y sólo los premios Feroz cuentan con él, igual que el tráiler.

Unos días antes de la Gala se realiza el encuentro de nominados, este año tuvo lugar en los cines ABC Park de Valencia y que sirvió como punto de encuentro informal antes de la puesta de largo que tiene este tipo de eventos a diferencia de los Goya que es formal y sirve para cerrar las fotos de todos los nominados. ¿Y cómo lo se? Pues porque ha sido una experiencia vivida en la 33 edición de los premios Goya con el cortometraje de animación El olvido nominado a Mejor Corto de Animación. Sin ser yo una persona importante, es agotador, no me puedo imaginar el estrés que puede provocar la alfombra roja y el ojo público que reciben muchas mujeres y algunos hombres sobre todo las actrices en los listados de mejor o peor vestidas, que pone de relevancia la superficialidad en la que vivimos frente al trabajo realizado y la crítica está servida sepultando el importante problema que tiene esta profesión de precariedad, inseguridad y lucha a muy largo plazo. Años de formación, años de aprendizaje y prácticas, dinero invertido y….. solo el tiempo acompaña a pocos afortunados en esta familia postiza con el que se conviven muchas horas y buenos, malos, duros y complicados momentos.
Quiero hacer un inciso para hablar del cortometraje, como producto. Lo primero felicitar a los ganadores y en el caso de los Goya este año han sido obras todas ellas, con gran visibilidad y premios incluso a nivel internacional donde hay que destacar la La gran obra de Álex Lora candidato incluso a los premios Oscar. Obras con un claro compromiso social. Fue interesante, su ubicación dentro del programa de entrega de premios. Pero el corto, teniendo un valor relevante a nivel creativo, de formato y presupuestario, las diferencias entre los diferentes agentes implicados y la falta de un compromiso real no permite que se asiente, ni se profesionalice para ser una primera ventana pública de nuestro cine. Hay mucho discurso, se dice se comenta que muchos/as directores/as de largometrajes vuelven al corto, pero, cuantos productores, han vuelto al corto… cuanta gente puede vivir del cortometraje, qué rendimiento económico tiene porque a los gastos de producción hay que añadir los de distribución. ¿Por qué a estas alturas no hay ninguna regulación y hay quedado fuera de los convenios técnicos?
Preguntas con respuesta ambiguas y que necesitan de un compromiso real con pautas muy específicas. En los premios nadie pone en duda, el trabajo, tiempo y coste de muchos de los cortos que se han producido durante este año, ¿entonces? Si el corto es y era una de las principales ventanas de aprendizaje y configuración de equipos de trabajo cómo la digitalización y el acceso cámaras ha provocado la creación masiva sin límites que ha llevado a que muchos festivales dentro y fuera de nuestro país reciban un número inasumible de obras para su visionado. Lo gracioso es que es noticia, ¡¡¡ viva la creatividad!!! pero que se queda por el camino, es decir que continuidad laboral se puede tener.
Los premios siguen ahora siendo noticia, y esperemos que lleve a muchos a las salas a disfrutar de las películas porque es el mejor espacio, aunque muchos crean que es más cómodo hacerlo cómodamente desde el sofá de tu casa o que las entradas son muy caras. Sigo sin entender muy bien los peros ante las elecciones de ocio, aunque parece que algo hemos mejorado con el pago de plataformas o la conciencia de evitar el pirateo de hace unos años. Para acabar, casi como he comenzado, la importante de la difusión de las Galas en televisión. La inmediatez es una premisa fundamental y las redes sociales han cambiado los procesos de información, pero las entregas de premios son largas, y los discursos necesarios, porque es un momento único para much@s de los ganadores. ¿Podrían las Galas emitirse en diferido? ya lo hacen muchos contenidos, ¿Cuántas personas ven la Gala después? No se si habéis visto en la web de RTVE pero el despliegue y los contenidos adicionales están porque no todo es en directo y no hay que olvidar que lo que más interesa al público es el cotilleo, la alfombra roja. RTVE ha apoyado muchas de las películas, pero la difusión de las mismas es escasa, y muchas veces después se las maltrata cuando llega a su ventana de difusión en abierto a diferencia de las televisiones privadas (ejem eso es otro charco). Lo importante, lo relevante, la noticia, seria la valoración de esta profesión en su conjunto y sus películas como atracción de riqueza y por el público. Dejar a un lado la crítica destructiva, los prejuicios y para eso, la educación en edades tempranas es fundamental. Todavía recuerdo entre interés y envidia una service hecha para Puerto Rico de cómo valoraban nuestro cine.